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Discurso de Gonzalo Galdos en la LVI ceremonia de graduación

Descubre la importante lección que nos dejó Gonzalo Galdos en la LVI ceremonia de graduación de la Escuela de Postgrado de la UPC.

Fecha de publicación: 07.07.2022

Discurso de Gonzalo Galdos en la LVI ceremonia de graduación

Señor rector, señores decanos, señor director ejecutivo de la Escuela de Postgrado, señor director académico de la Escuela de Postgrado, señores directores de las áreas académicas, señores profesores, señores graduandos, señoras y señores:

Debido a mi afición por el tenis, accedí a un ejemplo de perseverancia en la gestión de crisis. El All England Lawn Tennis Club canceló en el 2020 y, por primera vez desde la segunda guerra mundial, el torneo más importante del mundo: el Grand Slam de Wimbledon, que factura 300 millones de euros y tiene ganancias de 45 millones. Incluida en sus gastos está una póliza anual de 1.5 MM, que se tomó en el 2003, luego de la crisis del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave). La decisión de tomar la póliza no fue sencilla y menos mantener el pago anual por 17 años, confrontando a administraciones que querían ahorrarse el pago. En el 2020 el England cobró el seguro por 141 millones de euros y les sumó adicionalmente 45 MM en premios ahorrados. Ninguno de los otros 3 grandes torneos de tenis tenía un seguro similar.

Si su sentido de previsión y aprendizaje les impresiona, por si fuera poco, el seguro también incluye la cancelación del torneo por duelo ante el fallecimiento del rey o la reina y cuyo antecedente más cercano se remonta a 1930. El England es la excepción que confirma la imprevisión de los demás.

La teoría del Cisne Negro de Taleb es una metáfora que describe un suceso sorpresivo o inesperado, de gran impacto socioeconómico y que, una vez sucedido, se racionaliza por retrospección; es decir, se explica en forma retroactiva para que luzca como predecible o explicable y, por lo tanto, se trata de dar la impresión de que se puede anticipar. En la pandemia son numerosos los intentos de explicar o, mejor dicho, justificar la falta de previsión de gobiernos, autoridades, empresarios, instituciones y personas para enfrentar un evento de trágica magnitud. En adición a ello, algunos políticos y lideres de opinión quieren que los ciudadanos pensemos que era impredecible y que perdonemos una negligencia acumulada durante años, por falta de un mínimo análisis o, sencillamente, por su incompetencia.

La historia está plagada de cisnes negros, tangibles para el mundo entero, que cambiaron la forma de vida de las personas. Por eso, resulta sorprendente que se les olvide o ignore, tal como lo fue esta pandemia en sus inicios. Para entender esa amnesia selectiva, prestemos atención a las características que los hacen invisibles para la mayoría de los mortales, tal como la actual crisis mundial o la crisis nacional, o es que acaso no las veíamos venir después de los excesos y de las advertencias del 2008 y, en nuestro caso, incluso más recientes en la política.

Los cisnes negros son visibles, pero no queremos verlos, a pesar de que, desde tiempos ancestrales, nuestra mente detesta la incertidumbre. Desde esos momentos en que la supervivencia dependía de encontrar agua, alimento o albergue contra los depredadores; desde cuando tener éxito en una cacería era la diferencia entre la vida o la muerte. La incertidumbre nos genera ansiedad, es un estado fisiológico pernicioso que solo se puede aplacar cuando sobreviene la certeza y, por ello, se entiende que a veces los seres humanos preferimos estar equivocados a estar en la zozobra de la incertidumbre.

En medio de la múltiple crisis que estamos viviendo, podemos distinguir grandes desafíos, pero también nuevas y grandes oportunidades, y claramente dos tipos de personas. Los más o menos pacientes, que esperan que la pandemia sea controlada y que, progresivamente, volvamos a la normalidad. En número mucho más reducido, están los que creen, por la evidencia acumulada, que no habrá tal retorno a la normalidad y que estamos en un punto de inflexión a una nueva realidad, donde la forma de vivir, de relacionarnos y de hacer empresa serán distintas.

Probablemente, es prematuro hablar de un cambio de época, pero es oportuno hablar de los cambios que apuntan a convertirse en condiciones permanentes y cómo enfrentarlos, sobre todo en los negocios; en la forma en que gestionamos una empresa o una institución y cómo lograr en este momento que inversionistas, emprendedores, clientes, proveedores, colaboradores y la opinión pública nos otorguen su confianza y apoyo. No tengo duda de que nuevos paradigmas están eclosionando y parece ser más cierto que nunca que lo único permanente será el cambio.

En las presentes circunstancias, el rol de los líderes como ustedes, apreciados graduandos, es crucial. Los líderes que pretendieron ocultar la magnitud de la crisis fueron incapaces de gestionarla y fueron destruidos por el descontento y las críticas. Mientras que los que actuaron con humildad y en equipo para enfrentarla, admitiendo sus limitaciones e ignorancia, lograron mejores resultados. Por todo ello, parece realista y prudente asumir que enfrentamos un mundo VUCA*, en el que las fuerzas de la naturaleza nos devolvieron la perspectiva de que somos una especie más frágil de lo que pensábamos.

No hay lugar para la arrogancia en nuestro trabajo. En un mundo VUCA, la volatilidad no permite demoras. Podemos equivocarnos, pero toca enmendar y seguir. No hay espacio para la parálisis por análisis. Es mejor ser compulsivos por la acción. En un mundo VUCA, la incertidumbre es una condición de operación. No sabemos siquiera si se podrá controlar totalmente las pandemias. Consecuentemente, algunos acontecimientos podrán anticiparse, pero no evitarse y lo más complicado será controlar nuestra ansiedad y la de las personas con las que vivimos y trabajamos. En un mundo VUCA, la complejidad es muy grande y tenemos que apelar a todos los medios necesarios para analizar los factores críticos, existentes y emergentes, para tomar decisiones lo más acertadas posibles. Finalmente, en un mundo VUCA, no alcanzará nuestra capacidad individual y colectiva para interpretar adecuadamente la ambigüedad del impacto de los acontecimientos sobre nuestro país, sector, empresa, por lo que necesitaremos apoyo,
trabajo colaborativo y multisectorial de una magnitud sin precedentes.

Anticipamos que la capacidad de los líderes de gestionar con eficacia en ese mundo no dependerá de su experiencia y conocimientos previos. El éxito dependerá de desarrollar, en corto tiempo, nuevas actitudes y conductas y un sentido de propósito que comprometa a las personas. Requiere establecer una dirección, aunque no sea fija, promoviendo el entendimiento de los hechos, de las relaciones y de los procesos; buscando la mayor claridad posible en la bruma; exigiendo flexibilidad, innovación y agilidad. En síntesis, su mayor desafío, apreciados graduandos, será cambiar la cultura para atenuar con empatía y respeto la ansiedad de las personas.

Si todo iba bien, lo paradójico es que, en un lapso muy corto de tiempo, podríamos transitar vertiginosamente hacia el colapso o viceversa. El juego ya no consiste en seguir las reglas, ni siquiera en romperlas para beneficio propio. El juego es completamente nuevo, no hay reglas fijas ni explícitas; hay que identificarlas o crearlas.

Es en ese contexto que desde hace más de dos años elegí un giro importante en mi vida profesional: regresar del sector educación al multisectorial, y me convertí en Chair de Vistage. Entremezclando la consultoría, la mentoría y el coaching, enfrenté el reto de desaprender muchos de mis modelos mentales sobre la gestión, y me dedico ahora a ayudar a propietarios de empresas y gerentes generales a ser mejores lideres, y a que esa mejora se convierta en crecimiento y sostenibilidad en sus empresas. Hoy tengo el privilegio de apoyar a 24 lideres de diferentes sectores de la economía. Divididos en dos grupos, trabajamos en aspectos críticos, que para mí eran promisorios, pero que nunca había experimentado con la intensidad ni convicción en la práctica como ahora. Esta noche quiero compartirlos con ustedes porque creo que podrían encontrarlos valiosos:

El primero es el de la vulnerabilidad. Si no la identifican mediante un ejercicio de autoconsciencia y asumen sus límites, sus habilidades y debilidades, no existe manera de que puedan mejorar y, si no mejoran ustedes, su área o la empresa tampoco lo hará.

El segundo es la colaboración entre pares. Si quieren ir rápido vayan solos, pero si quieren llegar lejos vayan acompañados. En un mundo VUCA, las aventuras en solitario constituyen una negligencia.

El tercero es el valorde la diversidad. Si habíamos escuchado siempre que aporta valor, nunca me hubiera imaginado la magnitud de ese valor. Trabajar colaborativamente con lideres con diferente profesión, sector, que tienen diferentes puntos de vista, experiencias y conocimiento es definitivamente una experiencia inspiradora y transformadora.

El cuarto es el principio de rendición de cuentas. Si son propietarios de una empresa o son gerentes generales, seguramente están acostumbrados a explicar sus acciones solo al directorio o si sus socios se lo piden. Imagínense el poder de la presión de un grupo de tus pares que previamente les ayudaron con un problema determinado, brindándoles con esmero recomendaciones y sugerencias y que. en la reunión siguiente. te piden que les informes sobre tus avances o lo que hiciste con tus compromisos.

El quinto y último factor, y no por ello el menos importante, es la gratitud. Les confieso que he aprendido con mucha satisfacción la enorme importancia de la gratitud. Descubrí que es exponencialmente más productivo concentrarse en la gestión de lo que uno tiene, que lamentarse por lo que no se tiene o por lo que se debería tener. La gratitud con todas aquellas personas que han contribuido a que lleguemos donde hemos llegado no es una concesión, es tan solo un indicio de que no se equivocaron. Agradecer es un acto de compromiso y de responsabilidad. No concede derechos, solo nos recuerda los deberes, y una empresa donde las relaciones destilan gratitud es una empresa donde la productividad y la excelencia alcanzan cotas muy altas.

Esta es una noche de celebración por su graduación de maestría, sin embargo, tiene que ser también una noche de compromiso. Compromiso con ustedes mismos, de cómo van a emplear o aprovechar el patrimonio de conocimiento y habilidades profesionales y personales que han acumulado, y un compromiso de alcanzar su siguiente hito de desarrollo.

Permítanme desafiarlos respetuosamente, para pedirles que hagan otro compromiso: un compromiso con el Perú, la madre patria, un compromiso de amor incondicional, para luchar denodadamente para fortalecer la democracia y que hacer empresa sea motivo de orgullo y no de injustificada vergüenza, un compromiso para generar empleo, progreso y bienestar para la mayor cantidad de personas que puedan. Todos aquellos que hemos accedido a una educación superior y a una maestría somos privilegiados y ese privilegio tiene un precio. No podemos tirar la toalla cuando los demás lo hacen, no podemos huir cuando los demás lo hacen, ni siquiera podemos quejarnos cuando los demás lo hacen, si es que no hacemos algo para mejorar y, sobre todo, no podemos fallarle al Perú cuando los demás lo han hecho.

Somos todos seres humanos con fortalezas y debilidades, pero ante todo somos líderes y no podemos renunciar a serlo. Abracen con humildad el rol que hoy les toca desempeñar en estos momentos complejos. Estoy seguro de que juntos, como en otras ocasiones, haremos de esta crisis apenas un momento de pausa en nuestro camino al desarrollo como nación.

Hagamos hoy un brindis por nuestra patria, por un futuro de progreso y por sus hijos comprometidos con su causa.

Muchas gracias

(*) VUCA es un acrónimo utilizado desde 1987, basado en la teoría de liderazgo de Warren Bennis y Burt Nanus

Nota: Discurso pronunciado el sábado 2 de julio del 2022, en la LVI ceremonia de graduación de la Escuela de Postgrado UPC, en la que Gonzalo Galdos fue Commencement Speaker.

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